miércoles, 28 de marzo de 2012

Editorial del diario Río Negro, después del Golpe, publicada el 27 de Marzo de 1976

Primero agradecer el material a la compañera Marta Silva, referente del registro nacional de efectores y fomento del monotributo social para alto valle y valle medio de Río Negro, y segundo poner énfasis en el papel que los medios de comunicación jugaron siempre, en nuestra patagonia querida el diario Rio Negro. Hago extensivo este pedido a todos los compañeros: compartamos este material con todos los cumpas más jovenes para que haya más MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA.

El fin de una pesadilla

Nadie puede pensar sensatamente que a partir de los acontecimientos militares que terminaron con el gobierno de la República la grave situación que en todos los órdenes enfrentan los argentinos puede encontrar rápida y fácil solución. No en vano han transcurrido estos años de destrucción de la economía, de desorden y corrupción moral y de violencia generalizada, que colocaron al país en la peor situación que se recuerde en este siglo, para advertir la profundidad del daño inferido y el doloroso proceso que se debe enfrentar para recuperar una vida normal. Pero no puede dejar de señalarse que la asunción del poder por la Junta Militar ha producido una sensación general de alivio en medio de una cauta y tenue esperanza, que ha ido afirmándose con el conocimiento de las primeras medidas adoptadas por las nuevas autoridades. Paralizados por el temor y la desesperanza, los argentinos han recibido sin estridencias y con profunda reflexión un acontecimiento previsible, que solamente se demoró porque, en definitiva quienes no compartieron el pensamiento ni la acción de los gobernantes defendieron la vigencia de un sistema basado en el régimen constitucional, con lo que dio la curiosa circunstancia de que fueron los adversarios y opositores al gobierno, entre quienes hay que computar a los propios militares, los que en definitiva prolongaron una situación cuyo desenlace era inevitable.

Tal vez esa espera fue excesiva, teniendo en cuenta el precio en vidas y en dolor que insumieron estos últimos y trágicos meses. Tal vez era necesario pagar tan doloroso precio para comprender la intensidad y para siempre que un país no puede sobrevivir si desprecia las creencias básicas y los supestos éticos en que se asienta el progreso en toda sociedad humana.

Y lo que ocurrió en la Argentina fue la reversión implacable de todo comportamiento plausible, de todos los principios en que se han fundado la ética y la moral de la vida civilizada. Nuestro país pareció así dado vuelta, con sus mejores convicciones sepultadas y saliendo de la oscuridad, para ocupar su capa superior personajes salidos de la vida noctámbula, junto con los más ineptos, los más inescrupulosos y los más audaces. La fe en la honradez, en su trabajo y en el progreso por el esfuerzo y la selección de los mejores fueron reemplazadas por la estridencia del bombo y la irracionalidad. Los resultados están a la vista.

Todo este cuadro se insertó en un proceso de violencia de tal magnitud que solamente pudo consumarse con la participación del propio poder gobernante.

No existe ningún ser viviente que no disponga de sistemas de  inhibición que impidan matar a sus congéneres; alentados por un sistema que glorifica la violencia, esos mecanismos inhibitorios desaparecieron en grupos dedicados al exterminio, al punto de cosumar actos verdaderamente repugnantes de vesánica impiedad. Nuestro país se incorporó así al pequeño grupo de países que en el mundo parecen inmersos en la autodestrucción y en la locura colectiva.

Una buena porción de argentinos, entre los cuales debe incluirse a muchos demócratas sinceros, está persuadida de que en la Argentina de hoy es incompatible un sistema que imponga orden económico, moralidad administrativa y competencia en la función pública con un sistema de participación política democrática ejercida  mediante el sugragio. Quienes así opinan tal vez no advierten la persistencia y la fortaleza de la tendencia inversa a los procesos de descomposición institucional y que el camino hacia el perfeccionamiento humano es un largo y doloroso recorrido, con frecuentes retrocesos y avances costosos y lentos pero persistentes.

Los argentinos asisten al fin de una pesadilla, corolario de un ciclo de más de un cuarto de siglo signado por el peronismo, cuya definitiva identidad ha aparecido con toda crudeza en esta etapa final de su segundo paso por el poder. Su alejamiento es posible que permita fundar en el futuro una sociedad democrática sobre bases más racionales y duraderas...

(publicado el 27 de marzo de 1976)


Nefasta nota de Alicia Miller en tiempos de la democracia para descalificar a los compañeros
que se animaron a dar sus testimonios de los delitos de la dictadura

2 comentarios:

  1. Estaría bueno conseguir algún registro visual de ese diario!!

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  2. Amigo y compañero me comprometo a buscar la publicacion en la biblioteca de rio negro y si consigo algo lo publico, abrazo!!

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